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Sigmaringen-La Matanza

Desembarco en Normandía de María Eugenia Vidal y el TGR.

Oberdan Rocamora - 11 de julio 2016

Artículos Nacionales

Sigmaringen-La Matanzaescribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital

Desembarco aliado en Normandía. Cae, en Francia, el Régimen colaboracionista de Vichy, que pasa a la historia como el gobierno títere de la Alemania de Adolf Hitler. Lo presidía el Mariscal Philippe Petain.
En la volteada, huyen los nazis franceses, acosados por los «liberadores» del general Charles De Gaulle. Se reencuentran en Sigmaringen, Alemania.
Hoy el poblado de Sigmaringen contiene más atracción turística que Vichy. El castillo imponente aún domina el paisaje.
En las instalaciones superiores del castillo los alemanes que resistían alojaron a Petain. Le suministraban los alimentos de máxima calidad que escaseaban. En otro piso, con servicio menos distinguido, alojaron a Pierre Laval, el segundo.
Adversarios internos, en el «chateau» Petain y Laval profundizaron sus terribles diferencias, mientras Francia, desocupada y triunfal, celebraba la libertad. Y en el poblado de Sigmaringen, como podían, se acomodaron alrededor de 2.000 franceses «colabos». Entre ellos un genio. Louis-Ferdinand Celine.

Distancias infinitas, geográficas, históricas e ideológicas.
Sigmaringen-La MatanzaEn Buenos Aires, la provincia inviable, La Matanza representa el Sigmaringen del kirchnerismo. El símbolo de la oposición más sólida al Tercer Gobierno Radical (cliquear).

Chispas

«Cuando se agote la agenda judicial, los medios tendrán que mirar otra vez a Buenos Aires, porque estalla», confirma la Garganta.
Por la cuestión de la seguridad, que determina la política, y con sus derivaciones dramáticas, insolubles, como el narcotráfico.
Cuesta silenciar los 15 o 20 hechos por día que no trascienden. En localidades -digamos- tensas e intensas. Con secuestradores sospechosamente profesionales. O con ladrones vocacionales, «puestos». «Pasados».
Brota para colmo el riesgo del desencuentro entre las policías, distritales y departamentales. Entre las distintas fuerzas.
En Ituzaingo arrancó socialmente el segundo semestre. La pueblada embrionaria mantiene el aspecto de una muestra gratis, promocional. Refleja el estado de ánimo colectivo de vastísimos sectores del hipersensible conurbano bonaerense.
Pese a los esfuerzos de la señora Carolina Stanley, la contención deriva en una aventura imposible. No alcanza. Amenaza con desbordarse.
Y la cuestión aquí no se mitiga con la idea frívola de cambiar al Jefe de Policía. Como lo reclama, en campaña, la señora Carrió, La Demoledora.
Aparte no se entiende que quiera hacerse de la cabeza del comisario mayor Pablo Bressi. Cuando se sabe, según nuestras fuentes, que el verdadero jefe, el que manda, es el comisario Fabián Perrone. En armónica relación con los relativamente retirados Matzquin, aquel que fue gordo, y el consultable Paggi. Ambos mantienen la ascendente influencia intelectual en la fuerza de 95 mil hombres. Sigmaringen-La MatanzaPero el más presentable para designar, aunque fastidie a Carrió, era Bressi, que lucía inflamado de condecoraciones, y la venia explícita del Ente Regulador Americano.

Cualquier chispa inquietante admite la exteriorización posible del rencor. No se trata exclusivamente de las tarifas, ni los precios que sofocan. Basta con que algún secuestro de los tantos de cada día se publicite y termine mal, con alguna muerte de marca. O con una violación expresionista. O con un robo de niño miserablemente standard, para traficar con sus órganos, y comercializarlos como si fueran repuestos de la vieja calle Warnes.

Peronista sin saberlo

La señora María Eugenia Vidal, La Chica del Flores de Girondo, gobernadora de la provincia (inviable), es -sin saberlo- un producto peronista.
Se trata de la figura más promisoria del Tercer Gobierno Radical. Es par de Mauricio Macri, El Ángel Exterminador, y doblega en densidad a Marcos Peña, El Pibe de Oro.
Activista del PRO, línea Horacio Rodríguez Larreta, El Geniol. Otro peronista vergonzante que simula ser muy PRO, mientras despacha en el maxi-quiosco del Artificio Autónomo.

Sigmaringen-La MatanzaVidal cuenta con 57 intendencias que son propia tropa. Pero convive también con decenas de mini-gobernadores ideológicamente opositores, con los que se lleva, según nuestras fuentes, mejor.
Algunos distan de ser medianamente opositores. Como los diez intendentes que se reportan a Sergio, Titular de la Franja de Massa. En realidad ahora son nueve. Porque Joaquín de la Torre, de San Miguel, clavó la garrocha en el Camino del Buen Ayre y saltó heroicamente hacia La Plata, para auxiliar al vencedor.
Los mayoritarios opositores racionales son los «dadores interesados de gobernabilidad». Astutos, a veces caros. Pero los dadores le permiten crecer a la gobernadora mientras, en simultáneo, crecen ellos, aún en el marco de la desdicha general. Como el ambicioso Martín Insaurralde, de Lomas de Zamora, o Gabriel Katopodis, de San Martín, o Menéndez, de Merlo o incluso el expertísimo Granados, de Ezeiza. O los jóvenes de camporismo repentinamente diluido, como Walter Festa, de Moreno, o Leonardo Nardini, del invento de Malvinas, que salió bien. Y varios, Pereyra incluido.
Pero persiste otra oposición ideológica que es gestualmente marcada. Con intendentes que resisten la idea lógica de creer que el kirchnerismo, después de los bolsos de López, abruptamente se extinguió. Románticos nada tontos como Jorge Ferraresi, el mini-gobernador de Avellaneda, o Patricio Mussi, el Mussi junior, mini-gobernador de Berazategui.

La oposición territorial

Sin embargo la gobernadora Vidal sabe, según nuestras fuentes, que debe lidiar con otra formación más preocupante. La oposición territorial. Es La Matanza, que contiene la potencia de una provincia independiente. La mini-gobernadora es la señora Verónica Magario, una dama que no se destaca sólo por ser la hija del histórico Raúl Magario, El Tesorero de la M. Es otoñal, suele contemplarse en el espejo e imaginarse con un gran futuro pendiente.
Sigmaringen-La MatanzaPero el jefe político de esta conjunción de seguidores del convaleciente Alberto Ballestrini, según nuestras fuentes es Fernando Espinoza, «El Negro». Cada día se parece más a Argentino Ledesma, extinto tronador de milongas. A Espinoza lo protege y aprecia especialmente Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, al que muchos prefieren tildar ya de terminado. Por el error de haber perdido.
En el peronismo la derrota se resiste a ser una mera contingencia.

La Matanza de Ballestrini y Espinoza es el territorio enorme donde, en la desbandada, supieron recluirse los distinguidos dirigentes del kirchnerismo, en el exilio interno. Seres que no estaban preparados para la derrota y ansían la revancha. Antihéroes que sospechaban que se podía perder la presidencia, pero seguramente estaban convencidos que nunca iban a perder la provincia. Donde el cristinismo radicalizado planificaba agruparse.
El peronismo, con la máscara del Frente para la Victoria, pudo conservar La Matanza. Es entonces donde consiguieron refugio varios referentes del kirchnerismo que se extinguía.
Sin castillos impactantes, La Matanza es, en cierto modo, el Sigmaringen del suburbio.

Elegir el rival

Puede sostenerse que la Gobernadora desconoce aún las claves secretas. Los mecanismos de las cajas espirituales de la provincia.
Puede no querer saber nada de las marroquinerías descentralizadas, que invariablemente se llenan, aunque con destino incierto.
Puede decirse que muchos de sus funcionarios nunca se encuentran en La Plata después de las tres de la tarde. O que apenas queda Cenzón.
Lo que no puede discutirse es que la Gobernadora sabe elegir el rival.
A La Chica de Flores, según nuestras fuentes, no le preocupa en absoluto Massa. Por más vivo que sea y tantos mini-gobernadores aguarden sus gestos. Dependan de sus WhatsApp.

El rival de Vidal es, decididamente, Espinoza. La «oposición territorial», casi una provincia aparte, enclavada en la provincia inviable.
Sigmaringen-La MatanzaQuien puede testimoniar sobre La Matanza, interpretada como un Municipio Libre Asociado, es el señor Coto.
Aún don Coto no logra inaugurar el supermercado en La Matanza, pese a haber construido ya el edificio en el kilómetro 20 de la Ruta 3, Isidro Casanovas. Con shopping, salas de cine y pelotero. Las puntuales cuestiones espirituales ya fueron resueltas donde debía, hace años. Pero trasciende que también Coto tiene que persuadir el espíritu blindado de los comerciantes reticentes del lugar, que pesan y creen que don Coto puede obligarlos a cerrar.
La Matanza emerge, en definitiva, como la principal oposición territorial del Tercer Gobierno Radical. Por lo tanto tienta, según nuestras fuentes, el proyecto de dividir el municipio. Descuartizarlo. Inventar dos o tres intendencias en su interior. Despedazarlo para hacer varios Lezama y Malvinas.
El territorio es demasiado extenso, tan populoso como desigual, una representación formal del país. Tiene universidad, sitios privatizados con sofisticaciones y lujos donde abunda el padecimiento.
En cuanto concluya la interminable agenda judicial, la sucesión de Lázaros y de bolsos, el entusiasmo con las Morsas artificiales y con los asedios a La Doctora y De Vido, habrá que atender, tal vez compulsivamente, los acontecimientos de Sigmaringen-La Matanza.

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