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Scioli y Reutemann

PODER VACANTE IV (seminario privado de primavera): Ilusiones, clamores y sorpresas.

Carolina Mantegari - 1 de octubre 2010

Consultora Oxímoron

Scioli y ReutemannRedacción final de Carolina Mantegari
Sobre informe de Consultora Oximoron,
especial para JorgeAsísDigital

Introducción

Que Daniel Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol, rompa el vínculo con Kirchner y lance la candidatura presidencial, es una ilusión fundamentada.
Equiparable a que Carlos Reutemann -el administrador de vacilaciones que crece con las evasivas-, lance, por «operativo clamor», la suya.
La ilusión de ruptura (Scioli), o el clamor insustancial (Reutemann) pueden derivar en sorpresas. Elementos útiles para modificar la abulia que generan, al menos hasta hoy, los postulantes que se lanzan desde las dos expresiones del peronismo.
La versión patológicamente oficial, que persigue la continuidad de los Kirchner. Sea nena o varón.
La versión Federal, del Club Corporativo de Gobernadores, que desgasta a La Banda de los Cuatro. En el siguiente orden de importancia política.
Duhalde, el Piloto de Tormentas (generadas). Sujeto, de un tiempo a esta parte, a crecientes alusiones que acentúan la posibilidad de bajarse. Al Bañero, devenido en Piloto, suelen operarlo sin anestesia. Se basan en cuestiones supuestas de salud. Falta de voluntad. Depresión. Mal de Encuestas.
Alberto Rodríguez Saa, del Estado Libre Asociado de San Luis (la Cataluña Argentina). Es el primer beneficiario si se consagra el operativo «Bajar a Duhalde».
Felipe Solá, del Peronismo Solitario. Segundo beneficiario si Duhalde idem. Aunque sea denigrado como «el preferido de Magnetto». O se le cargue la estampilla de la señora Carrió, que más que una «pata», procura captar un cuerpo peronista.
Mario Das Neves, el Tenor Portugués. Canta, en un rincón, «Una furtiva lágrima».

Surca, en el horizonte, la alianza alternativa, del Club Corporativo de Gobernadores, con Mauricio Macri.
Sigue Macri sostenido por la Tesis Puerta. Porque se le atribuye al coordinador Puerta, el vicepresidenciable vocacional. Enuncia.
«Hasta tres meses antes de la elección, los peronistas exigen que el candidato sea otro peronista. Pero dos meses antes lo que los peronistas quieren es ganar. Sólo ganar. Ahí sí van a ir a buscarlo a Mauricio».

De registrarse el clamor (cada vez menos resonante) que alude a Reutemann, se alteraría el menú de ofertas de la Corporación de Gobernadores.
De registrarse la ilusión de ruptura de Scioli, se alteraría, aquí sí, la patología del kirchnerismo. Podrían generarse entrecruzamientos con los corporativos federales.

Sin adicción a clamores ni ilusiones, al 1° de octubre de 2010, para Consultora Oximoron, los dos casos de estudio que propone no pasan, aún, del estado de conjetura. «Deseo imaginario», diría Sebrelli.
Porque Reutemann prosigue en la playa de la franela incierta.
Porque Scioli se esmera por mantener un vínculo responsable con Kirchner. Aunque sepa que El Furia se dispone, según las vertientes, a masacrarlo.

Documento cuatro

A).- Scioli

Van tres tweets-editoriales del director del Portal. Dedicados al gobernador de «Buenos Aires, la provincia inviable» (cliquear).

1.- Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol, es el Lázaro Costa del peronismo. Acompaña a sus jefes hasta el instante final. Habla bien de él.

2.- Scioli acompañó a Menem en la Quinta de Gostanián. Al Adolfo, hasta la capitulación de San Luis. A Duhalde, hasta que puso la banda al Furia.

3.- Aceptemos que a Scioli, como Lázaro Costa, no le fue nada mal. Es coherente. Sólo le falta acompañar a los Kirchner hasta el minuto final.

Suicidios

La Elegida y El Furia (Los Kirchner) se pusieron, al menos, en tres oportunidades la calesita de sombrero. Dos veces se la calzó El Furia. La última vez, La Elegida.
Scioli supo acompañarlo activamente a Kirchner en dos de los suicidios catastróficos.
El campo (2008), y las candidaturas testimoniales (2009).
En el primer escopetazo, El Furia lo obligó a hablar, al Líder de la Línea Aire y Sol, en uno de los actos más abyectos de la historia del peronismo. En la plaza del Congreso. Justo el día anterior a que el vicepresidente Cobos se calzara los pantalones largos. Con aquel suspenso «no positivo».
En la segunda cortada de venas, Scioli lo acompañó a Kirchner en el disparate colosal de las «testimoniales». Motivó el triunfo, ya rigurosamente desperdiciado, de Francisco De Narváez, El Roiter.
Aunque El Roiter le haya soplado, a Scioli, el clavel del hermano José, alias Ay Pepito. Es quien hoy talla en El Astillero de la calle Báez (ampliaremos).

Los archivos evocan, incluso, el desconsuelo de Kirchner. Cuando El Furia le arrojó, a Scioli, con furiosa impotencia, la conducción del Partido Justicialista. Por la cabeza.

La tercera vez que los Kirchner se pusieron de sombrero, la calesita del país, fue por responsabilidad de La Elegida.
Durante el periplo del divorcio que derivó en La «Guerra de Convalecientes» (cliquear). Entre los Kirchner (o el Gobierno) y Magnetto (o Grupo Clarín).
El divorcio de la guerra va a concluir con los convalecientes -El Furia y Magnetto-, en la sala de terapia intensiva de la Clínica Los Arcos. En el escenario grotescamente bélico, los contrincantes van a lanzarse recíprocamente con sueros. Jeringas descartables. Desconexión de respiradores. Vuelos de papagayos. Supositorios compulsivos.
Lo gravitante es que Scioli, en el divorcio-guerra contra Clarín, no se anotó. «Con fe, con esperanzas, siempre para adelante», supo hacerse olímpicamente el burro. Participó, a lo sumo, como espectador, del discurso académico de La Elegida.
Fue el último suicidio emitido por la cadena nacional.

Resurrecciones

Mientras El Furia boquea en las resurrecciones, al inalterable Scioli no le entran las balas. Mide, para colmo, nunca menos de 15 puntos más.
Como en el tango Margot, a El Furia «le molesta su presencia». Pagaría por no verlo». A Scioli.
Encarga, según las vertientes, por delivery, la basura que le consigan. Para arrojarle.
Entonces El Furia, en el camino hacia el stent, lo humilló al airesolista de manera degradante. «Diga, Gobernador, quién le ata la mano».
Pero «con fe, con esperanzas, siempre para adelante», Scioli consiguió que la agresión, lejos de sacarlo de la cancha, lo consolidara.

Hoy el Líder de la Línea Aire y Sol acumula sugerencias de mini-gobernadores. Junta súplicas de empresarios. De consejeros improvisados. Comunicadores con diálogo propio.
Le piden que se cargue de coraje y rompa. De una buena vez.
Sin embargo, Scioli demuestra que es necesario tener más coraje para resistir y quedarse, que para romper y partir.
Mientras tanto, se diferencia. Nadie se atreve a asegurar la continuidad de la cordura. De la especulativa sensatez. Sobre todo si El Furia, aparte de insistir con las colectoras, se destapa con otra agresión pública.

«Si hoy Scioli desafía a Kirchner, en la interna, por adentro, lo destruye», confirma la Garganta.

Asegura que lo expulsa, a El Furia, definitivamente, del Parque de Diversiones. Calesita, nunca más.
Más aún si Sergio Massa lo acompaña. Scioli como presidente y Massa como gobernador. Contra cualquiera de los Kirchner y el flancito de Boudou.

Lástima que Scioli, siempre según la Garganta, se aferre tanto al delirio de la responsabilidad. Al culto de la previsibilidad. «Con fe, con esperanzas y siempre para adelante».
Como Lázaro Costa del peronismo, hasta aquí, mal no le fue.

Carolina Mantegari,
sobre informe de Consultora Oximoron,
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