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La contraofensiva

Relanzamiento en Nueva York, signado por el provincialismo.

Osiris Alonso DAmomio - 23 de septiembre 2008

Consultora Oxímoron

La contraofensivaescribe Osiris Alonso D’Amomio
Consultora Oximoron, especial
para JorgeAsísDigital

En su sistemática declinación, el kirchnerismo plantea una contraofensiva.
Trátase del relanzamiento del gobierno de La Elegida. Después de una obstinada carencia de gestión. De un desperdicio de nueve meses y trece días.
En otra muestra altiva de provincianismo cultural, se relanzan desde la central teatralidad de Nueva York. Sede de las Naciones Unidas, que el kirchnerismo, en su aislamiento, aspira a reformular.

Verbatim

La Elegida se exhibió con la desenvoltura, admirablemente efectista, que suele utilizar en el Salón Blanco. Es el primer gesto, ostensiblemente diferenciador, de su administración verbal.
El atril es similar. Como las pantallas de C5N, TN, el 26 o la Televisión Pública.
Asumió La Elegida, con resultado auspicioso, el riesgo de la oralidad sin papel. Es un atributo que suele abrumar a los traductores simultáneos. Los que prefieren disponer, con reservada anterioridad, de los textos de las intervenciones. Son generalmente leídos por los presidentes. Porque las cancillerías desconfían del facilismo de la improvisación. Cuando se plantean, en el caso de existir, políticas de estado.

Bonapartismo

Técnicamente, la agenda de la contraofensiva propone temáticas contradictorias. Sumatoria de bonapartismos a la bartola, que pueden confundir a los analistas menos distraídos. A los que intenten descubrir, con cierta lógica, cuál es el posicionamiento internacional de la Argentina. Es decir, ¿adónde está parada?

El mundo, desde Nueva York, se impone como la escenografía de un pretexto. El destinatario de fondo es el argentino medio. Justamente el que les perdió, razonablemente, la confianza. Y después, por una sucesión explicable de escándalos, el respeto. Por lo tanto, les brinda la espalda. Es la circunstancia que legitima la necesidad del relanzamiento.
Si adentro la credibilidad se encuentra derrumbada, acertadamente se intenta la contraofensiva. Desde un falso afuera.

En principio, la recitación de la poesía humanitaria, con Abuelas incluidas, es relativamente redituable en el plano interno. Al utilizarla tanto como escudo, en el simulacro, el discurso contiene la amenaza perceptible del agotamiento.
Las loas humanistas anticipan las programadas penitencias hacia Irán.
Aquí el tema es menos propicio para las imposturas declamatorias de la frivolidad.

La Argentina de los Kirchner ofrece un servicio invalorable, que debiera ser minuciosamente registrado. Sobre todo por la magnitud de los riesgos. Por la ingenuidad de suponer que puede agraviarse, gratuitamente, a otro estado. Culpabilizarlo, en la práctica. Pedir capturas. Delante del envoltorio de la comunidad internacional. Habrá que leer mañana los despachos de la agencia Irna.

Aquí emerge el bonapartismo más explícito. Por la relación privilegiada que Argentina mantiene, hasta la dependencia, con Venezuela.
Las derivaciones más perniciosas del concubinato se tratan en otra ciudad. En Miami, para ser exactos.
Ocurre que Venezuela, en simultáneo, es el socio prioritariamente estratégico de Irán.
La postura argentina, acusativa ante Irán, es explicablemente reclamada por los dirigentes locales de la comunidad israelí. Pero debe ser interpretada como un servicio, acaso diplomáticamente excesivo, hacia el republicanismo más recalcitrante de George Bush. Quien dista de adherir a los ejemplares recitales de la poesía humanitaria, a través de las colosales mazmorras y cárceles secretas. E impulsa una estrategia geopolítica de confrontación con Irán. Que carece, hasta hoy, de resultados positivos. La totalidad de los países miembros del Consejo de Seguridad comercian, con entusiasmo, con el régimen de los ayatolahs. Y hasta hoy, que se sepa, ni Rusia ni China, menos aún el Reino Unido y Francia, se disponen a entablar los rigores de una nueva cruzada.

El enorme favor, semejante reclamo de penitencia persecutoria, de ningún modo puede perturbarse por la crítica, genéricamente económica, hacia el colapso generado, esta vez, desde el centro hacia la periferia. Por el «efecto jazz». Dicho «con el ejercicio de la humildad intelectual».
Tampoco disuelve, el gran favor hacia los republicanos, la justa reivindicación territorial de las Malvinas. Mensaje directo hacia el plano interno, que siempre consta, patrióticamente, en actas. Hasta la próxima intervención.

Pata ancha

Vayan, para el final, los aspectos sustanciales de la contraofensiva. Los anuncios espectaculares del cesarismo conyugal. Que se trasladó a Nueva York, para hacer «pata ancha». Impecable muestra de provincianismo.
A través de La Elegida, Kirchner confirma una máxima impuesta en el Portal.
Es un duro en el difícil arte de arrugar.
Los Kirchner aflojan. Hacen bien en aflojar.
La pasión por sorprender, coloca, paradójicamente, a la Argentina, en el sitial del país imprevisible.
En su imprevisibilidad decide, otra vez, ponerse.
«Por una oferta más que interesante de tres bancos», lo confirmó La Elegida, desde una esquina electrónica. Para situarse, otra vez, en el estante de la previsibilidad. Es el primer paso de la contraofensiva para celebrar. Para recuperar alguna migaja de la credibilidad perdida.

La falta de credibilidad se contagia, incluso, a los medios tradicionales de comunicación. También hacen pata ancha. Para ellos no existió ninguna sorpresa. Sostienen, casi colectivamente, que anticiparon en sus páginas las medidas.
Lo afirma el columnista Roberto Navarro, desde la Secretaría de Estado de Página 12.
Lo confirma también Walter Curia, en la amenidad siempre interesada de Clarín.
La primicia también se la atribuye Ámbito Financiero. En la portada. A todos ellos, felicitaciones.
Sólo fue sorprendido el JorgeAsísDigital.

Osiris Alonso D’Amomio
para JorgeAsísDigital

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