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Nieves misteriosas

Cadenas de oración para dominar el fuego, en Zona Uritorco.

Serenella Cottani - 10 de septiembre 2008

Artículos Nacionales

Nieves misteriosasescribe Serenella Cottani
Interior/Provincias, especial
para JorgeAsísDigital
CAPILLA DEL MONTE, CORDOBA (de nuestra corresponsal itinerante, S.C.).- «Fue un fenómeno climático el que produjo la nieve inesperada». Aconsejable es ajustarse a las explicaciones racionalmente lógicas del señor Marcelo Colombatti. Es Director del Plan Provincial de Manejo del Fuego.
El resto, alude a la metafísica. O a la inquietante poesía.
La consigna, en Capilla, era orar. El último jueves, entre las 22 y las 22.15. Se organizaban «cadenas de oración». Se las difundía a través de las emisiones espirituales, de la radio local. A los efectos de concentrar, todos juntos, las energías. Cada uno desde su propia orientación cultural. En el recogimiento de la intimidad, o en grupos técnicamente afines.
El objetivo de la convocatoria consistía en pedirle a Dios, al Superior, eventualmente a los Seres Superiores, por la providencia de la lluvia. Para detener el avance implacable del fuego, que ya había arrasado con 45 mil hectáreas. El paisaje del Valle de Punilla era patéticamente estremecedor. El fuego amenazaba las proximidades del «faldeo». Las laderas más bajas del Cerro Uritorco, donde pueden encontrarse construcciones que presentan la arquitectura de una nave. Un ovni, popularmente llamado «plato volador».El Uritorco es una «montaña mágica» que hubiera fascinado a Thomas Mann.
1950 metros de altura. La palabra Uritorco la traducen como Cerro de los Loros. Otros prefieren denominarlo el Cerro Macho. Desbordes de los propagadores del hermetismo que se les atribuye, desde la antigüedad, a los (casi) extinguidos Comechingones.

Iniciados

Los pobladores del «faldeo» comenzaban a ser sensatamente evacuados.
Sin embargo, una discreta mayoría se resistía a partir. A través de los insuficientes baldes con agua, colaboraba con los abnegados bomberos de Córdoba. Seres de la Tercera Dimensión, preparados para combatir la invasión del fuego. De ningún modo para introducirse en los sutiles misterios de la fe.

Entre las franjas socioculturales de Capilla del Monte, abundan los iniciados. Individuos que saben deslizarse entre los riesgos de la Cuarta Dimensión.
«Conectados» que preferían, secretamente, incorporarse a la cadena colectiva de la oración. Desde la diferencia de los credos y las maneras. El fervor místico podía ser exactamente democrático.

Los gravitantes cultores del chamanismo movilizaron, por lo que sabemos, la red internacional. Méritos hondos de la informática, utilizada por los lectores de Castañeda.
A la misma hora, desde cualquier sitio del universo, pero especialmente desde Perú y de Méjico, los chamanistas activaban sus atributos ancestrales, a los efectos de facilitar la llegada de la lluvia al Uritorco.
Meditaban, también, los influenciados por los gurúes. Y los krishnamurtianos. Seguidores de las enseñanzas iluminadas del maestro Krishnamurti. Contemporáneo de Gandhi.

Tampoco debe desdeñarse eI esfuerzo mental de los capacitados para transferir la energía a través de la artesanía manual del Reiki. La «energía vital universal». Especialidad que los profanos, habilitados por una conjunción de aventureros, pueden confundir con un simple masaje.
Las vibraciones mentales de los reikistas iba a estar concentrada en el cuerpo integral del Uritorco.
En armonía con el recogimiento medular de los teósofos. Continuadores de las enseñanzas de madame Blavatsky, estudiosos de las religiones comparadas, como si emularan al rumano Mircea Eliade.

O de los discípulos más predominantes, en el lugar, de Trigueirinho. Es el ideólogo brasileño que acerca, a los iniciados, hacia otras dimensiones más trascendentales.
O los angelistas. Los que estudian el lenguaje de los ángeles. A los que convocaban para una petición concreta. La desaparición del fuego que podía anular las vibraciones extrañas, para los iniciados, que se mueven en la Zona Uritorco. Entre las capas de Capilla del Monte.

Cuarzo cristal

Un lugar de apariencia, tan solo, normal. Con serranos respetuosos que trabajan con lentitud. Con comerciantes previsibles que duermen la siesta, con profesionales que toman su café en el City, o en el Tabak. Pero que contiene otra franja de habitantes que se mezclan y fluyen. Que construyen su propia realidad y reinventan la mitología de la ciudad. Fluyen y quieren sentirse cerca. Atraídos por un magnetismo imperceptible, que científicamente puede explicarse a partir de la presencia hegemónica del cuarzo. Transmisor de la luz, de la energía. Sobre todo el cuarzo cristal.
Lo explican los gemistas expertos, más bien reacios en transmitir los conocimientos del lenguaje de las piedras. Y de los «chakras», centros energéticos. Especializados en las virtudes de las aguamarinas, las piedras indispensables para la elocuencia. O en las poderosas turmalinas negras, que sirven para alejar las malas vibraciones. O meramente ondas. Y, sobre todo, para neutralizar la propia negatividad. O en amatistas bellísimas que sirven, con un capacitado transmisor mental, para atenuar la pesadumbre de los desesperados.

Conectados y Contactados

Se sumaron, acaso, a las cadenas de oración, los conectados. Con seres, menos que superiores, diferentes. Y los contactados. Los que mantienen experiencias intransferibles en cuestiones de luces misteriosas. Pasan, por ser frecuentes, por cotidianas. Casi familiares. Son expertos en «avistamientos». En la entrada y salida de las naves que sólo los iniciados ven. Naves que atraviesan, supuestamente, la montaña.
Conste que la «montaña mágica» contiene, en sus entrañas, un universo metafísico. La ciudad de Erks. A cuyos portales, como por ejemplo el de Los Terrones, suelen acercarse, con mantras, los contactados que llegan desde los lugares más inimaginables. Contactados que debieran lamentar, en todo caso, que ya no esté en los Portales con sus mantras el doctor Acoglanis. Una leyenda la existencia de Acoglanis, aquel médico sanador, asesinado en Buenos Aires, por el señor Antonio, una tarde, en su consultorio de la Avenida Callao.
Mecanismos alternativos del conocimiento y de la comunicación. Energías ultradimensionales que no debieran distraer la funcionalidad del señor Colombatti.
Astrólogos, tiradores de cartas, terapeutas florales, metafísicos, elevadores de almas, despistados de ramos generales, dilapidadores de infortunios. Catastrofistas que teorizan acerca de los castigos terrenales que aguardan para el 2012, basados en las profecías mayas. Positivistas del espíritu que destierran del lenguaje, para siempre, la palabra «no». Ovnílogos.

Sobredosis

A la mañana, viernes, alegremente, Colombatti se sorprendió con el «fenómeno climatológico». La irrupción inesperada de la nieve extinguió milagrosamente el fuego. Desde las 7, durante casi cinco horas.
La belleza del blanco, en el Valle de Punilla, remitía, con fondo de montañas, al invierno suizo.
«Se nos fue la mano», confirma un definido Hermano.
Es un Contactado al que apodan, admirablemente, El Brother. Combina perfectamente la Tercera Dimensión, en Buenos Aires, con la Cuarta, mientras fluye.
«Pedimos por agua, y los Hermanos, los Seres Superiores, se portaron, nos mandaron nieve. Fue sobredosis».

Serenella Cottani
para JorgeAsísDigital

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